Enseñó a otros a sentir lo que él había sentido, a amar lo que había amado. Franz Schrader.
sábado, 5 de diciembre de 2009
Cataratas de Iguazú
Tras el viaje a Argentina que hemos llevado a cabo mi mujer y yo, pretendo comenzar con este artículo, la publicación de dos artículos más en los que cuente brevemente la experiencia vivida en este viaje que para nosotros ha sido un sueño hecho realidad. El texto, como no, lo acompañaré con las fotografías tomadas que espero que estén a la altura de la belleza de los paisajes fotografiados.
Las cataratas de Iguazú están situadas en el norte de Argentina, en la zona limítrofe entre Argentina, Paraguay y Brasil. El clima de esta zona es subtropical por lo que predomina la selva. Nada más llegar se hace patente la elevada humedad de alrededor del 90% lo que unido a una temperatura de 27ºC hacen que la sensación térmica sea elevada y bochornosa.
Nosotros tuvimos mucha suerte con la climatología, pues excepto la mañana en que llegamos que nos llovió, el tiempo fue en general soleado con tendencia a nublarse al atardecer. Según nos comentaron en la zona unas semanas antes el Parque había estado cerrado consecuencia de las elevadas precipitaciones registradas lo cual supuso un aumento importante del río a su paso por las cataratas. Tal extremo lo pudimos comprobar en las visitas, en el agua se podía comprobar la elevada cantidad de sedimentos en suspensión, además llamaba la atención el elevado caudal circulante, en condiciones normales por las cataratas circulan unos 1.700 m3/seg, mientras que en aquellos momentos este caudal era superado. Para tener una idea de este elevado caudal pensemos que en condiciones normales con él se podría llenar un estadio de fútbol como el Santiago Bernabeu en menos de 10 minutos.
Escuchar, ver, sentir este elevado volumen de agua despeñarse en un conjunto de saltos que supera los 3 km de longitud y los 80 metros de altura es una sensación que no se puede explicar, en fin una verdadera maravilla de la naturaleza que espero que mis fotos contribuyan a plasmar.
Además del clima, la hermosa selva subtropical, las cataratas, también llamaba la atención lo rojizo que era el terreno en la zona. Casas, carreteras, vehículos, etc, todo estaba impregnado de un color rojizo consecuencia de la elevada cantidad de hierro del terreno volcánico que al ser sometido a frecuentes e importantes lluvias ocasiona que este se vaya concentrando en superficie.
Contemplar la selva subtropical era una sensación indescriptible y emocionante, un bosque totalmente cerrado en el que se podía intuir los diferentes estratos de vegetación cada uno ocupado por las plantas idóneas para ese nicho ecológico, toda la vegetación apiñada con una única finalidad luchar por los rayos de sol. Me llamó la atención la multitud de plantas epífitas de la zona, las plantas epífitas son aquellas que nacen encima de otra planta utilizando a esta como soporte, es decir ni se perjudican, ni benefician a la planta soporte únicamente crecen sobre ella, esto solo es posible por las elevadas precipitaciones y temperaturas que permiten una velocidad de descomposición muy elevada de la materia orgánica y por tanto que puedan tener además de agua todos los nutrientes que necesitan a esa altura sobre el suelo de la selva. Llegado a este punto me permito hacer una puntualización, el suelo de la selva es un suelo muy delgado y frágil al contrario de lo que parece. Las elevadas temperaturas y las abundantes lluvias hacen que la materia orgánica se descomponga muy pronto en superficie y esta sea utilizada por las plantas rápidamente, los nutrientes que no son utilizados por las plantas, debido a las importantes lluvias, rápidamente se infiltran por el suelo. Esta es la causa de que una selva destruida sea muy difícil de recuperar pues la propia vegetación es la que se “retroalimenta” a ella misma y por tanto el suelo tiene prácticamente una mera función de soporte.
Respecto a la fauna no pudimos ver gran cosa, salvo los Coaties y una especie de Tucán, el Túcan de pico verde, además de la abundante Lagartija Misionera que incluso me paso por encima del pié o el lento Lagarto Overo. Nos faltó el puma pero todo no se puede tener.
En fin una experiencia que jamás olvidaremos.
Etiquetas:
Viajes de naturaleza
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1 comentario:
Impresionantes las fotos Ginés.
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