Enseñó a otros a sentir lo que él había sentido, a amar lo que había amado. Franz Schrader.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Nuestra "Vitis vinifera", la Monastrell.
martes, 13 de septiembre de 2011
Unos paseos por Ordesa.
Visitamos el valle de Ordesa, el valle de Añisclo y el valle de Bujaruelo. Nos quedó por visitar los valles de Pineta y Escuaín, también pertenecientes al Parque Nacional, que esperamos recorrer en otra ocasión.
Río Arazas - Valle de Ordesa
Las rutas realizadas en el valle de Ordesa fueron la Faja de Racón, con subida por el circo de Carriata y bajada por el circo de Cotatuero y la típica ruta de la Cola de Caballo por la senda de los Cazadores y la Faja de Pelay, haciendo la vuelta por el sendero GR11.
El inicio de la ruta de la Faja de Racón lo hicimos subiendo en dirección al Circo de Carriata. Nada más entrar en la senda parecía que habían apagado la luz, pues nos introducimos en un bosque de hayas (Fagus sylvatica) y abetos (Abies alba) que nos dejó totalmente a oscuras. Nada más salir de este bosque nos encontramos de frente con el Tozal del Mallo de 2.254 metros. Montaña que si bien no tiene una altura descomunal, su estampa es impresionante, parece que la gea quiere despegarse y tocar el cielo.
Tozal del Mallo (2.254 m)
Tras llegar al cruce de sendas para tomar dirección a las clavijas de Carriata o a la Faja de Racón, nosotros tomamos esta última dirección pasando por debajo de las paredes del Gallinero, famosas paredes en el mundo de la escalada clásica, en este trayecto también pudimos contemplar un fugaz rebeco o sarrio (Rupicapra pyrenaica). Cuando ya nos estábamos acercando al Circo de Cotatuero vimos la cascada del mismo nombre, espectacular salto de agua, de unos doscientos metros de altura que al parecer es la más alta de la Península Ibérica.
Cascada de Cotatuero
Una vez llegado a Cotatuero tomamos dirección al punto de salida, había que guardar fuerzas, al día siguiente tocaba la famosa ruta de la Cola de Caballo por la Senda de los Cazadores y la Faja de Pelay.
Se hizo un nuevo día y nos dispusimos a hacer la ruta programada, nada más llegar a la Pradera de Ordesa, le señalé a Ana donde había que subir, el mirador de Cacilarruego, ella se lo tomó a broma, pero pudo comprobar ella misma que no estaba mintiendo.
La subida al mirador de Cacilarruego por la Senda de los Cazadores es un trayecto bonito pero empinado, así que tomándolo con tranquilidad, sin mucha dificultad, pasando por un bosque de boj (Buxus sempervirens), pinos silvestres (Pinus sylvestris), hayas (Fagus sylvatica) y abetos (Abies alba), llegamos al mirador, donde el esfuerzo se ve de sobra correspondido. Desde este mirador ya pudimos divisar el primer tres mil del macizo del Monte Perdido, se trataba del Casco de 3.006 metros, también se veía con claridad la ruta realizada el día anterior, la Faja de Racón, el Tozal del Mallo, los Circos de Carriata y Cotatuero, al fondo el río Arazas y a nuestra izquierda las rojizas Peña Tendeñera de 2.851 metros y el Pico de Otal de 2.701 metros, en definitiva, un lugar de donde no daban ganas irse.
Hayedo - Abetal
Repuestos de la subida nos encaminamos por la Faja de Pelay a la Cola de Caballo, ruta muy cómoda, con maravillosas vistas, rodeados de pinos negros (Pinus uncinata) y rodondedros (Rhododendron ferrugineum) que poco a poco nos fue acercando al Circo de Soaso.
Circo de Soaso y Monte Perdido (3.355 m)
El Valle de Ordesa es un típico valle glaciar, es decir, con forma de U, y es llegando a este punto, el Circo de Soaso, donde tal extremo se puede apreciar con claridad. En cambio, aguas debajo de este punto, aunque se percibe la forma en U del valle, la acción del río Arazas ya se ha venido encargando de ir transformándolo en un valle del tipo fluvial, en V.
Cola de Caballo
Conforme íbamos acercándonos al Circo de Soaso, también dimos vistas al Monte Perdido, la mañana estaba con bastantes nubes sueltas que en las montañas más altas se quedaban enganchadas, así que este día el Monte Perdido, con 3.355 metros, se nos dejó ver poco y mira que yo se lo pedí, llevaba en la cabeza una foto de esta mole caliza con el Circo de Soaso y la Cola de Caballo a sus pies, pero al final no lo pude conseguir.
Una vez en la Cola de Caballo, se notaba la popularidad de esta cascada, debido a la abundancia de gente, nosotros a lo nuestro, comimos un poco, unas fotos y para abajo.
Cascada del Estrecho
La vuelta la realizamos por el sendero GR11 pasando por las Gradas de Soaso y la zona de las cascadas. Zona espectacular por los saltos que ha configurado el río en su frenético descenso hacia el mar.
Cacada de la Cueva
Poco a poco la ruta se iba acercando a su fin, la verdad, es que ya habían un poco de ganas, ya iban casi veinte y dos kilómetros y más de cinco horas andando, pero cada minuto y cada kilómetro mereció la pena.
Valle de Ordesa y Punta del Gallinero
Ya en nuestro tercer día, decidimos cambiar de valle y nos fuimos para Añisclo, el objetivo era hacer una ruta que nos diera una perspectiva clara de este cañón que parece como un tajo realizado en la tierra. Decidimos hacer la ruta que saliendo de Nerín sube al Pico Mondoto de 1.957 metros.
Pico Mondoto (1.957 m)
Esta ruta discurre en su inicio por una zona de solana, con vegetación principalmente arbustiva, principalmente de boj (Buxus sempervirens) sobre un terreno muy pobre, para posteriormente llegar a una zona de prado, característico de la alta montaña, en la que nos recibió una marmota (Marmota marmota), aspecto éste que hizo mucha ilusión a Ana, pues nunca había visto ninguna. Ya se daría cuenta que una vez que se pasa cierta altitud es fácil verlas y muy, muy fácil, escucharlas.
Finalmente llegamos al Pico Mondoto, las vistas eran espectaculares, se habían superado con creces nuestras expectativas, y encima tuvimos la suerte de contemplar al escaso quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) junto con unos buitres (Gyps fulvus) que estaban por las inmediaciones.
Las Treserols, collado de Añisclo, Las Tres Marías y Cañón de Añisclo.
La contemplación del quebrantahuesos fue una experiencia que nos llenó de alegría tanto a Ana como a mí, y no pudimos evitar acordarnos de nuestro amigo Pakillo, que se encuentra trabajando en su reintroducción en la Sierra de Cazorla. Quien sabe si ese Quebrantahuesos pudiera ser de los que ha soltado Pakillo y se ha venido a pasar el verano a los Pirineos.
Una vez repuestas las energías, contempladas Las Treserols, con el Cilindro de Marmorés (3.325 m), el Monte Perdido (3.355 m), Añisclo (3.259 m) y la Punta de las Olas (3.002 m), junto con el collado de Añisclo y Las Tres Marias, nos dispusimos a despedirnos de estas maravillosas vistas para emprender el camino de vuelta a nuestro punto de partida.
La última ruta que decidimos hacer fue la ascensión al Pico de Bujaruelo o Entrepuertos de 2.480 metros de altitud, justo al lado del puerto del mismo nombre, y de esta manera conocer este valle que si bien no pertenece al Parque Nacional, es limítrofe con éste.
Esta ruta fue la gran prueba para Ana, fuero unos 1.100 metros de desnivel de subida que a un ritmo constante los superó muy, pero que muy bien. En el trayecto atrás dejábamos las vistas al valle de Bujaruelo, el valle de Otal, el pico Tendeñera, el pico Otal y poco a poco nos íbamos acercando al Puerto de Bujaruelo.
Peña Tendereña (derecha) y Pico Otal (izquierda) con Valle Bujaruelo abajo.
Como en Añisclo, pudimos disfrutar de la compañía de las graciosas marmotas e incluso de un armiño (Mustela erminea) justo a la llegada al puerto. Una vez en el puerto emprendimos nuestra a ascensión a este desapercibido pico que para nosotros este día era el más importante. En su ascensión dimos vista al Parque de los Pirineos Franceses y el valle de Gabarníe, enfrente se nos quedaban majestuosos Los Gabietos, de alrededor de 3.000 metros y el Taillón de 3.144 metros, esto ya era alta montaña.
Cerrojo
En fin, un sitio donde perderse y de donde uno se vuelve con la sensación de que tiene que volver y lo más pronto posible. Desde aquí quiero agradecer a Ana que haya compartido conmigo estas vacaciones en este sitio tan especial, ella sabe que esto me hacía mucha ilusión. Me alegro también de las buenas sensaciones que ha tenido, ¿será que entre otras cosas, la montaña le está conquistando el corazón?