Otro año más, mejor dicho otro verano más, llegan las altas temperaturas y España arde. El balance a estas alturas sin haber acabado todavía el verano resulta sobrecogedor.
Es triste ver esos paisajes antes llenos de vida ahora muertos, a sus gentes derrotadas por el fuego, derrotadas en el aspecto material y en su interior y es que de una u otra manera estas gentes llevan esos parajes en sus corazones.
El daño de este tipo de catástrofes es múltiple, material, sentimental y ecológico. Lo peor de todo es que en la mayor parte de los casos parece que han sido provocados, otra vez más se demuestra que el ser humano es capaz tanto de lo mejor como de lo peor.
A continuación muestro una fotografía para mi muy especial (este solía ser el punto de comida y descanso en la ruta Santa Ana – Sopalmo – Carche que venimos realizando si no recuerdo mal desde hace catorce años). Se trata de una fotografía tomada en el año 2003 en la sierra del Carche (Jumilla). El primer plano de la fotografía fue pasto de las llamas en un incendio que se produjo en el verano de 2004.
Al parecer este incendio también fue provocado y desconozco, supongo que no, si se detuvo a los culpables. En la zona cinco años después, algunos pinos quemados han caído al suelo, otros se mantienen en pie como pueden. Sin embargo, la vida se abre camino, han nacido algunos pinos todavía muy pequeños y los arbustos (romero, esparto, coscoja, jara, lentisco, lavanda, sabina, enebro, etc) también han vuelto a brotar.
Después de un incendio parece no estar claro si se debe sacar la madera quemada (revista Quercus – julio 2009). En el caso del incendio que ocurrió en la sierra del Carche considero que lo idóneo es mantener la madera quemada en la zona pero esto no quiere decir que no se deba actuar en la zona con otras medidas consideradas “blandas” como control de la erosión, corta de determinados pinos que pudieran resultar peligrosos para los excursionistas, no olvidemos que por la zona pasa un sendero PR señalizado, reforestación con especies autóctonas, etc. A estas alturas supongo que es un poco tarde, entrar en la zona podría crear más daño que beneficio debido a la vegetación que ya se está abriendo camino.
Espero que esta dejadez después del incendio no sea lo habitual en el resto de España, está claro que con los incendios no se acaba únicamente apagándolos. Hay que concienciar a la sociedad, hay que educar ambientalmente a los más jóvenes, hay que hacer trabajos forestales en fechas con bajo riesgo de incendio, hay que vigilar los espacios naturales, sobretodo en las fechas con mayores visitas y mayor riesgo de incendio, y una vez que se produce el incendio, situación esta a la que no se debe llegar, apagarlo. Una vez que el bosque se ha quemado no se debe parar ahí y hay que facilitar la recuperación de las zonas quemadas.